sábado, 16 de abril de 2011

PEDID LO IMPOSIBLE

“Sed realistas, pedid lo imposible” fue uno de los mensajes utópicos de los jóvenes del mayo francés de 1968. Lo imposible es, tanto en aquellos años convulsos como ahora, la felicidad, el derecho al goce sin límites. Esta misma felicidad debió sentirla los aficionados de la UD Las Palmas tras la victoria ante el Salamanca (2-1) en el Estadio de Gran Canaria. El equipo amarillo se pone a 11 puntos del descenso y a seis de la promoción gracias a las cinco victorias y un empate de los últimos seis partidos. ¿Hay o no motivos para soñar y pedir lo imposible?

Apenas quedaban cinco minutos para el pitido final cuando Jonathan Viera, que había salido al campo diez minutos antes, recibió el balón en la posición de interior izquierdo. Su malabarismo atrajo a tres defensas y sin dudarlo centró suavemente tras un toque con el empeine de su pierna derecha. Al argentino Mauro Quiroga recibió el esférico y lo peinó hasta encontrar a Javi Guerrero libre de marca. Fue el gol de la victoria y posiblemente el gol que de la tranquilidad a la UD para en permanecer en la categoría de plata del fútbol español. Sólo faltan dos victorias.

Pero, además del triunfo, el equipo amarillo vuelve a demostrar que está vivo remontando un resultado adverso, como ya ocurrió ante el Elche. Esta vez fue el examarillo Juanpa el que se adelantó con un gol de bandera, desde fuera del área. Pero dos minutos después llegaba el empate con otro bello gol de cabeza de Ruymán tras una falta que sacó Pedro Vega con su maestría de siempre. La segunda parte cambió el panorama y la UD se fue a por el partido. Lo demás ya está dicho. 

¿Y qué decir de la afición? Algo más de 13.300 personas estuvieron en el Gran Canaria a pesar de estar presente las cámaras de la televisión autonómica. No dejaron de animar al equipo, además del elegante homenaje que los Ultrasur le hicieron a David García, primero, y a Marcos Márquez cuando acabó el partido por  su trayectoria (y los goles) en la UD. Un gesto que el sevillano agradeció emocionado.

Uno no sabe si los jóvenes del mayo francés encontraron la playa bajo los adoquines parisinos. Lo que si saben los aficionados amarillos es que el objetivo de la permanencia está muy cerca. Y luego, quién sabe… Porque soñar no cuesta nada.

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