domingo, 23 de enero de 2011

SABOR A VICTORIA, PERO...

El empate de la UD Las Palmas ante el CD Tenerife (1-1) en el minuto 87 supo a victoria. No hizo un gran partido ni jugó magistralmente como en otras ocasiones, pero hay igualadas que suponen algo más que dos puntos perdidos. Era un derbi y en estos encuentros, donde se juega más con el corazón que con la cabeza, el factor emocional juega tanto como el racional. Los tinerfeños quedan tocados como colistas agravando aún más su agonía y para los amarillos supone un balón de oxígeno tras los últimos resultados negativos.

Pero no hay que tocar las campanas al vuelo. Está muy bien la fiesta que se organizó en el Heliodoro Rodríguez López tras el partido con los aficionados grancanarios (un diez para esa afición, como señaló Pignol con los diez dedos de las manos) que se desplazaron a Santa Cruz de Tenerife y esperaban dentro del recinto hasta que la policía los escoltaran hasta el recinto portuario. Pero conviene no olvidar que la primera vuelta ha terminado y faltaron dos puntos para tener los 25 necesarios para completar cuando antes a los 50 que garantizan la permanencia.

Volviendo al Heliodoro hay que señalar que el momento mágico del partido fue el gol del empate. Tras un centro medido y certero de Quero, el argentino Mauro Quiroga se adelanta a su marcador y fusila de fuerte disparo a Aragoneses. Fue el delirio amarillo, en el campo y en la grada. Sobre todo porque el gol de Melli nada más comenzar la segunda parte (otra vez encajamos a balón parado) dejó noqueada durante largos minutos a la UD. Hubo momentos en que daba la sensación de que el Tenerife podía marcar el segundo. Pero los cambios de Paco Jémez se hicieron notar y las aportaciones de Paco Vega, Jorge Larena y Quiroga, volvieron a darle más profundidad al equipo. Dos faltas lanzadas por el jugador de San Mateo llevaron el peligro hasta el portal tinerfeño y la segunda de ellas a punto estuvo de entrar: Aragoneses sacó el balón milagrosamente.

Queda toda la segunda vuelta por delante. La UD comenzó bien la competición, con juego atractivo, goles y victorias. Luego las lesiones y otros factores deportivos provocaron la recaída hasta la zona peligrosa de la tabla. Queda tiempo para corregir y hasta para soñar. Pero eso es ya otra historia…


sábado, 15 de enero de 2011

TIEMPOS DIFÍCILES

La UD Las Palmas ha perdido ante el Córdoba (0-1) en el Estadio de Gran Canaria. Una derrota que deja tocado al equipo amarillo, sobre todo cuando queda una semana para enfrentarse al CD Tenerife. Muy poco que comentar del peor partido de liga de la UD en toda la temporada, a no ser la tristeza de una afición que esperaba un triunfo como agua de mayo tras los últimos cinco tropiezos. Solo se me ocurre reproducir un poema del escritor cubano Heberto Padilla (1932-2000) como una llamada a la esperanza y a la fe en el futuro. Queda mucha liga. Confiemos en que es posible acabar con esta racha y volver por la senda que el equipo marcó a principios de temporada. Este es el poema, titulado precisamente Tiempos difíciles, que figura en su libro Fuera del juego:

A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que no contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles
ésta es, sin duda, la prueba decisiva.



sábado, 8 de enero de 2011

MANTENER LA CABEZA FRÍA

La derrota de la UD Las Palmas ante el Numancia (4-0) fue un castigo excesivo para el juego y la calidad de los amarillos. Pero como viene ocurriendo desde que se inició la Liga, fallos puntuales de la defensa están costando muy caro. Recibir un gol en el minuto tres tras un saque de banda es absurdo. Pero cuando la UD dominaba el partido y el empate era una cuestión de tiempo por el desarrollo del juego, llega el 2-0 en otra jugada donde falló estrepitosamente la defensa amarilla. Con 38 goles encajados somos el equipo más goleado de la Segunda División. Así no vamos a ninguna parte.

La mala suerte sigue siendo la tónica de este equipo. Para empezar, Jonathan Viera no pudo vestirse de corto por una dichosa gripe. Se perdía al jugador más desestabilizador de la delantera amarilla. Otro más que añadir a una enfermería ya abultada. Y luego, ya en el campo, dos goles anulados por fuera de juego y disparos a la portería que rechazaban milagrosamente el portero o algún defensa; incluso el tercer gol encajado por la UD vino precedido de un fuera de juego y el cuarto lo hicieron tras cometer un jugador del Numancia una falta previa. Ni el árbitro ni el juez de línea lo apreciaron.

Pero no todo fueron desgracias. El debut de Quero dejó buen sabor de boca. Es un jugador habilidoso, con talento, olfato y buen toque de balón. Su fichaje por la lesión de Vitolo ha sido un acierto y junto a Viera puede formar un tándem letal.

La goleada es un golpe muy duro, pero hay que mantener la cabeza fría. Todo indica que no va haber fichajes de invierno para reforzar la defensa, que sigue siendo la asignatura pendiente del equipo amarillo. De eso saben más los responsables técnicos que nosotros, aunque la filosofía de la directiva es mantenerse fiel a su política de cantera. Son los riesgos que hay que correr. De momento, pensar en el próximo partido ante el Córdoba en el Estadio de Gran Canaria. Lograr los tres puntos es cuestión de vida o muerte para viajar con tranquilidad a Santa Cruz de Tenerife.

domingo, 2 de enero de 2011

UN EQUIPO CON MALA SUERTE

Cuentan los biógrafos de Napoleón Bonaparte que cuando se reunía con sus asesores para abordar los nombramientos de nuevos generales les preguntaba al oír sus  nombres: ¿Y ese tiene buena suerte? Es decir, el gran estratega creía en la buena o la mala suerte. ¿Es la UD Las Palmas un equipo con mala suerte? A juzgar por el partido ante el Barcelona B (2-2) parece que sí. Pero vayamos por parte.

A la enfermería del club, ya de por sí repleta (Vitolo, Guayre, Cejudo, Randy y Tyronne) se unía a última hora la de David González por molestias en un cuádriceps y Sergio Suárez con una gripe. Al mismo tiempo, Josico no estaba al ciento por ciento e inicialmente se quedaba en el banquillo. Las ausencias para el choque eran notables. Pero lo peor estaba por llegar. El cronómetro marcaba el minuto 62 del encuentro, con 1-0 en el marcador a favor de los canarios, cuando el arquero argentino Barbosa, que estaba realizando una destacada actuación, tiene que ser sustituido por un esguince de tobillo. Dos minutos después, en el 64, era Dani Carril el que se lesionaba por una contractura en el aductor. Los planes de Paco Jémez se vinieron abajo y llegaron los goles visitantes en los minutos 72 y 76 en claros fallos defensivos.

Pero ese misterio de la mala suerte seguiría cebándose con los amarillos en los minutos finales del partido, con un trallazo de Viera en la cruceta y otro de Pedro Vega que el portero azulgrana logró desviar fuera de milagro. El único golpe de suerte que tuvo la UD fue un tiro de falta al larguero en el último minuto que pudo significar la derrota. De resto, todo salió al revés.

Dos cosas sí hay que destacar del partido. Primero, la entrega de todos los jugadores y el buen juego de los atacantes canarios (Viera, Guerrero y Armiche, sobre todo); y segundo, el apoyo que este proyecto sigue teniendo de los aficionados: casi 20.000 acudieron al Estadio de Gran Canaria, a pesar de las tres derrotas cosechadas en las tres últimas jornadas. Quizás el año pudo empezar mejor para el equipo amarillo, pero nadie abandonó el recinto con sensación de fracaso. El equipo luchó y se dejó la piel. El coraje y la fuerza que puso Samuel en la consecución del gol del empate es la mejor metáfora del partido.