El empate de la UD Las Palmas ante el CD Tenerife (1-1) en el minuto 87 supo a victoria. No hizo un gran partido ni jugó magistralmente como en otras ocasiones, pero hay igualadas que suponen algo más que dos puntos perdidos. Era un derbi y en estos encuentros, donde se juega más con el corazón que con la cabeza, el factor emocional juega tanto como el racional. Los tinerfeños quedan tocados como colistas agravando aún más su agonía y para los amarillos supone un balón de oxígeno tras los últimos resultados negativos.
Pero no hay que tocar las campanas al vuelo. Está muy bien la fiesta que se organizó en el Heliodoro Rodríguez López tras el partido con los aficionados grancanarios (un diez para esa afición, como señaló Pignol con los diez dedos de las manos) que se desplazaron a Santa Cruz de Tenerife y esperaban dentro del recinto hasta que la policía los escoltaran hasta el recinto portuario. Pero conviene no olvidar que la primera vuelta ha terminado y faltaron dos puntos para tener los 25 necesarios para completar cuando antes a los 50 que garantizan la permanencia.
Volviendo al Heliodoro hay que señalar que el momento mágico del partido fue el gol del empate. Tras un centro medido y certero de Quero, el argentino Mauro Quiroga se adelanta a su marcador y fusila de fuerte disparo a Aragoneses. Fue el delirio amarillo, en el campo y en la grada. Sobre todo porque el gol de Melli nada más comenzar la segunda parte (otra vez encajamos a balón parado) dejó noqueada durante largos minutos a la UD. Hubo momentos en que daba la sensación de que el Tenerife podía marcar el segundo. Pero los cambios de Paco Jémez se hicieron notar y las aportaciones de Paco Vega, Jorge Larena y Quiroga, volvieron a darle más profundidad al equipo. Dos faltas lanzadas por el jugador de San Mateo llevaron el peligro hasta el portal tinerfeño y la segunda de ellas a punto estuvo de entrar: Aragoneses sacó el balón milagrosamente.
Queda toda la segunda vuelta por delante. La UD comenzó bien la competición, con juego atractivo, goles y victorias. Luego las lesiones y otros factores deportivos provocaron la recaída hasta la zona peligrosa de la tabla. Queda tiempo para corregir y hasta para soñar. Pero eso es ya otra historia…